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Diario YA


 

escribe Jarosław Szarek, Presidente del Instituto de la Memoria Nacional

Tradición de 3 de mayo pertenece al alma polaca

«Bienvenido mayo, bello mayo/ Entre los polacos un paraíso ameno…»– cantaban generaciones, y la exclamación «¡3 de mayo!» estaba presente desde hace 200 años en las manifestaciones patrióticas de los polacos en todo el mundo.

Jarosław Szarek, Presidente del Instituto de la Memoria Nacional.

La constitución de 3 de mayo de 1791, primera en Europa y segunda en el mundo después de la estadounidense, estuvo vigente solo algunos meses, la memoria de ella permaneció durante los próximos dos siglos como una inspiración para generaciones de polacos que anhelaban la libertad y un estado soberano.
«La aurora de mayo» daba la esperanza de que incluso en una situación desesperante la nación puede encontrar en sí misma fuerza suficiente para emprender la obra de la renovación de Polonia. Por eso los invasores y ocupantes de Austria, Prusia y Rusia, quienes por 123 largos años (1795-1918) repartieron entre sí Polonia, trataban de borrar nuestro país del mapa de Europa, le prohibieron la celebración de ella. Sin embargo, la idea de los autores de la primera constitución en Europa permanecía en las obras literarias y canciones, se mantenía viva entre los emigrantes, regresaba en los sermones espirituales en la tierra polaca. «Bienvenido mayo, bello mayo/ Entre los polacos un paraíso ameno…»– cantaban generaciones, y la exclamación «¡3 de mayo!» estaba presente en las manifestaciones patrióticas.
El 100 aniversario de la proclamación de la constitución se celebró en exilio y en Varsovia las cárceles se llenaron de los participantes jóvenes de una manifestación patriótica. Muchos de ellos llegaron a ver la independencia. En 1916 se pudo celebrarla libremente por primera vez en Varsovia que ya había sido abandonada por los rusos. En las fotos conservadas se ve una muchedumbre de cien mil personas que llenaba, bajo los estándares nacionales, las calles capitalinas, que dos años más tarde se deshizo de la soberanía extranjera. En el umbral de la libertad recuperada, Polonia estableció el 3 de mayo como una fiesta nacional.
Un par de años más tarde, el aniversario de la proclamación de la Constitución de 3 de mayo se convirtió también en una festividad de la Iglesia – de la Santísima Virgen Reina de Polonia. Este día ganó entonces una dimensión mucho más amplia, subrayaba no solo la continuidad entre el estado polaco renacido y la Corona de Polonia, sino también unía la historia de la nación y la de la Iglesia, lo que dio a los polacos fuerza en la confrontación con los totalitarismos alemán nazi y comunista soviético en el siglo XX.
Durante los años de la Segunda Guerra Mundial estando el país ocupado por los alemanes, cada 3 de mayo las iglesias se llenaban de feligreses, y las organizaciones clandestinas llevaban a cabo acciones por esa ocasión. En los bosques las tropas de guerrilla se juntaban en las misas al aire libre. «Varsovia conmemoró el 3 de mayo con levantar los estandartes blanco y rojos en muchos lugares de la ciudad, con una enorme cantidad de las pegatinas con el Águila Blanca y el escrito Ganaremos en los muros, grandes posters y coronas de flores depositadas en los monumentos»– se leía en la prensa clandestina. 3 de mayo de 1943 en la capital, en plac Wilsona [plaza de Wilson– N. del T.] los transeúntes oyeron de pronto de los megáfonos para difusión de comunicados propagandistas alemanes el himno nacional polaco –«Aún Polonia no está muerta».
En los siguientes aniversarios de la proclamación de la Constitución llegaban también palabras de aliento de parte de los aliados. En 1941 dio su discurso el presidente de gobierno de Gran Bretaña Winston Churchill y un año más tarde el arzobispo de Westminster, cardenal Arthur Hinsley apeló: «Hoy tenemos el deber de protestar y clamar aún más fuerte y con aún mayor empeño, oponiéndonos a una cruel perturbación de la nación que durante siglos constituía el antemuro de la civilización en Europa Central». En 1943 el Presidente de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos Sam Rayburn dio un discurso especial para conmemorar la fiesta nacional polaca: «Os rendimos el homenaje porque os mantuvisteis firmes cuando todos los demás se encorvaban ante el espectro de la guerra. […] Os rendimos el homenaje porque en la guerra por vuestra propia existencia cuidasteis y envolvisteis en amor millones de judíos condenados a la carnicería en los repugnantes muros de guetos. Os rendimos el homenaje por vuestro inmortal amor a la libertad, lo que animó a otras naciones a la lucha por la libertad».
El fin de la Segunda Guerra Mundial fue para Polonia el fin de la ocupación alemana homicida, pero al mismo tiempo el principio de la esclavitud comunista impuesta por la Unión Soviética. Qué significativas son las fotos de 3 de mayo de 1945 que muestran la misa al aire libre para una de las tropas del bosque. Un par de días más tarde esta luchó con las tropas soviéticas de NKVD en la batalla de Kuryłówka. Un año después –3 de mayo de 1946– en todo el país las iglesias se llenaron de multitud de feligreses, aunque los comunistas prohibieron la celebración de ese día. Las manifestaciones patrióticas de miles de personas fueron organizadas en las ciudades más grandes, entre ellos en Cracovia, Katowice, Breslavia, Poznań y Gdańsk… En muchos lugares se produjeron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad de la República Popular de Polonia, un par de miles de personas fueron arrestadas, había heridos, incluso muertos. Como respuesta a las represalias los jóvenes en escuelas y los universitarios hicieron huelga.
En las décadas siguientes después de la disolución de la oposición política y de la lucha armada independentista clandestina, como el último bastión de resistencia quedó la Iglesia católica con el primado, el cardenal Stefan Wyszyński como líder. Luchó en una batalla victoriosa con el régimen comunista durante las celebraciones milenarias –del milenario del bautismo de Polonia cuya conclusión fueron las celebraciones de 3 de mayo de 1966 en Jasna Góra donde se reunió una innumerable cantidad de fieles.
Manifestaciones independientes de 3 de mayo las organizaba la oposición que estaba naciendo a finales de los 70, entre otros, en Gdańsk, la ciudad que próximamente iría a convertirse en la cuna de Solidaridad [Solidarność– N. del T.]. Después de su creación, las plazas y plazas mayores de las ciudades el 3 de mayo de 1981 estaban abarrotadas por los oyentes de las misas solemnes quienes pudieron celebrar esa fiesta por primera vez desde 1939.
Que diferente era en 1982, después de la imposición de la ley marcial. Llegan a convertirse en un símbolo nacional las fotos tomadas ese día por Chris Niedenthal que muestran la manifestación de Solidaridad en la plaza del Castillo [Plac Zamkowy] en Varsovia, disuelta por las tropas de milicia bajo los muros del mismo Castillo Real en el que en 1971 fue promulgada la Constitución y del que el rey, con todos los Estados, entró a la catedral, enfrente de la que la milicia estaba pegando a los manifestantes en 1982. Un año más tarde la dirección de Solidaridad clandestina emitió el comunicado: «Hace 192 años nuestros antepasados promulgaron un documento que introducía el país en el camino del desarrollo político y social…».
En el 200 aniversario de la Constitución, en 1991, el papa Juan Pablo II llegó a la nación con las palabras: «La tradición del 3 de mayo pertenece a la historia de su alma, similar a cómo pertenece a la historia del alma de todos los compatriotas. Nuestro clamor de oración de hoy “Enséñanos a ser libres” era actual entonces, hace doscientos años. La Constitución de 3 de mayo fue una respuesta esencial a este. Todos sentimos qué actual es hoy, pasados doscientos años. La libertad no se puede solo poseer, no se puede gastar. Hay que conseguirla constantemente y crearla». Este mensaje es actual también hoy cuando celebramos juntos no solo con la nación lituana, sino con todos para los que la libertad es cercana. Como escribieron los autores de la obra de 3 de mayo: «Cada persona que llega o regresa como nuevo de cualquier lado a los países de Polonia, cuando ponga sus pies en la tierra polaca, es libre totalmente…».
Jarosław Szarek
Este texto es publicado simultáneamente con la edición mensual polaca "Wszystko co Najważniejsze" en cooperación con el Instituto Polaco de Recuerdo Nacional y KGHM.