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Diario YA


 

Las claves del éxito de la candidatura soberanista de Marine Le Pen

José Luis Orella
El domingo se celebra la primera vuelta de las elecciones francesas, en las que los favoritos son el presidente actual, el globalista Emmanuel Macron (con un 26,5% de voto en los sondeos), y la líder soberanista, Marine Le Pen (23%). Detrás aparece el izquierdista radical Jean-Luc Mélenchon (17%).  El resto de los candidatos se han quedado descolgados, desde el periodista Éric Zemmour, que de ser la esperanza de una derecha soberanista ha ido perdiendo sostén social, aunque reforzó su candidatura con antiguos dirigentes de la formación lepenista, entre los cuales destacaba Marion Marechal, sobrina carnal de Marine Le Pen. También sorprende incluso que las candidaturas tradicionales de Los republicanos con Pécresse o de los socialistas con Hidalgo se hayan desinflado. Según los últimos datos, Macron ganaría la segunda vuelta, pero por apenas cuatro puntos, 52% a 48%, con lo que Marine Le Pen parece que ha roto la demonización que el resto de las fuerzas políticas lanzaron a su formación.
Las claves de su éxito provienen del cambio de paradigma político, la vieja separación izquierda-derecha ha sido sustituida por soberanía-globalización. El presidente Macron ha sido motejado como el candidato de los ricos, por su anterior vida profesional en el mundo financiero y como ministro del socialismo de la alta sociedad que gobernó el presidente Hollande. Por el contrario, Marine Le Pen ha ido aprendiendo de sus derrotas, y se ha ido alejando de la historia política de su padre. Jean Marie Le Pen logró federar en una opción electoral radical de derecha a monárquicos, católicos tradicionales, neofascistas, nostálgicos de Vichy, y pied noirs (argelinos de origen europeo) que fueron expulsados cuando la independencia. Su fama como antiguo diputado derechista (poujadista) y su participación en la guerra de Argelia (oficial de paracaidistas) le dio popularidad en el campo de la derecha gala. No obstante, su éxito se limitó a obtener un 10 % del electorado en las elecciones europeas, imposibilitado por el sistema mayoritario a triunfar en el resto de las elecciones. Su intento de abandonar la marginalidad política no tuvo posibilidades ante el cordón sanitario de la derecha y la izquierda.
La renovación efectuada por la hija de Le Pen, Marine, ha supuesto un intento de integración del viejo FN dentro del arco republicano francés, ahora como AN, siguiendo el estilo que llevo Gianfranco Fini con el MSI hasta convertirlo en Alianza Nacional. Su discurso ha ido en dirección a una juventud laica, parada y contraria al sistema imperante. Del mismo modo, su categoría femenina le ha ayudado a aumentar el número de votos femeninos de una formación hegemónicamente masculina. La asunción del discurso republicano laico francés, el soberanismo de raíz gaullista y un programa económico intervencionista, contrario al neoliberalismo imperante en la Unión Europea le ha dado un protagonismo en el espacio moderado de la derecha y en la izquierda obrera. El éxito de su campaña ha sido ser la primera que ha puesto encima de la mesa electoral la preocupación de los franceses de la calle por llegar a final de mes, por sus trabajos precarios, la inseguridad y los recortes sociales a las rentas más bajas.
La nueva imagen de un FN moderno, integrado en el sistema republicano, eliminados los antiguos caudillos de un pasado neofascista, ha proporcionado que el electorado rural conservador, prefiera a la rubia Marine, que al amigo de las grandes fortunas. El voto joven de protesta, los chalecos amarillos, el rural de las zonas deslocalizadas de servicios sociales, y el urbano periférico que se ve marginado por la administración en beneficio de los nuevos pobres, buscan un nuevo gaullismo que no encuentra en el mensaje liberal de Macron. Las zonas donde el nuevo FN está superando barreras del 40 % es la región mediterránea de la PACA y la cuenca rural del Ródano, pobladas por antiguos expulsados de Argelia. Pero también se han sumado las zonas desindustrializadas de Alsacia y del Noroeste flamenco y zona de Calais. La formación lepenista ha ido eliminando al viejo partido comunista de los barrios obreros. Marine Le Pen ha encontrado su nicho de voto en los obreros industriales, los parados y los jóvenes sin posibilidad de encontrar empleo. Un estudio reciente de Ipsos/Sopra Steria señalaba que el partido de Marine Le Pen era el primer partido obrero con un 43%, entre los jóvenes de 18 a 24 años, con un 35%.
 

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