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Diario YA


 

Una obra de Donizetti Compuesta en 1837

“Roberto Devereux” abre la 19ª temporada del Teatro Real

Luis de Haro Serrano

Once representaciones de este atractivo título del compositor de Bérgamo (1837/1848), han abierto la nueva temporada de ópera del Real, considerada como un anticipo del denso programa de actos que integrarán la cercana celebración del segundo centenario de su fundación, que se inauguró con otro gran título del mismo autor; “La Favorita”.

Tras su presentación hace dos años en versión de concierto, sube en esta ocasión a su escenario con la producción de Alessandro Talevi estrenada en 2013 en la Wels National Ópera de Cardiff, la dirección del gran maestro belcantista Bruno Campanella y un doble elenco vocal.

Compuesta en 1837 en unos años muy duros para Donizetti, debido a ciertas dificultades familiares, se le suele encuadrar dentro de ese grupo de obras conocido como “Los Tudor” dada la temática común de su contenido relacionado con determinados personajes reales de esa dinastía: Ana Bolena, María Stuardo e Isabel I de Inglaterra (1829). De todos ellos es el menos popular.

Estrenada el 29 de octubre de 1837 en el Teatro San Carlo de Nápoles, su éxito inicial favoreció que empezara pronto a representarse en los principales teatros de ópera. En España se ofreció por primera vez en 1838 en el Teatro de la Santa Cruz de Barcelona. El Real la presentó, por primera vez el 5 de marzo de 1860 y, más recientemente, en versión de concierto.

Un título muy belcantista dotado de una dificultad vocal de tal naturaleza que la excelente soprano estadounidense Beverly Sills (1929/2007) cuando hablaba de ella solía comentar “sus dificultades vocales han acortado mi carrera artística en cuatro años como mínimo”. Pocas intérpretes, a excepción de la española Montserrat Caballé o Edita Gruberova se adaptaron con normalidad a sus problemas técnicos. El rol del Duque de Nottingham es otro de los personajes centrales concebido con la misma dureza. Por ello este título es considerado como una ópera clave para el lucimiento de los grandes intérpretes de la lírica, concretamente sopranos y tenores. El libreto de Salvatore Camarano, autor también del de “Lucía de Lammermoor”, está basado en un relato ficticio tomado del escritor Jacques Francois Ancelot en el que, en tres actos se narran, de forma sencilla y concisa, las relaciones de una inquietante y altiva reina, cuya vida estuvo rodeada de numerosas controversias que dan lugar a unas situaciones sicológicas muy variadas pero teatralmente bastante atractivas, al darse en ella también la presencia del clásico triángulo amoroso y carecer de pasajes de transición.

Melódicamente es una obra muy bien realizada, dotada de un gran cuerpo musical y cargada de ese fuerte dramatismo lírico tan propio del mejor Donizetti.

Entre los momentos más felices de su partitura cabe recordar: la obertura en la que de una forma muy especial y delicada se recoge el pasaje del himno nacional inglés “God save the Queen”, los dúos de Isabel y Sara del primer acto, las arias de Notthingan con esta y las de Robert en la cárcel, así como la larga cabaleta de Isabel con la que se cierra la obra. Resultando también muy llamativa la larga introducción de las primeras escenas de “La Torre”, dotadas de un cierto sabor beethoveniano que recuerdan el segundo acto de Fidelio”, concretamente la escena de Florestán en su lúgubre celda, concebida con un atractivo lirismo. El adagio siguiente confirma que Donizetti estaba muy familiarizado con los lentos movimientos de las primeras sonatas del compositor alemán y las últimas obras de Haydn.

A pesar de sus grandes valores musicales “Roberto Devereux” es hoy una ópera poco representada. En las estadísticas de Operabase referidas al periodo 2005/10, ocupa el nº 160, siendo la 51 en Italia y la 7ª de su autor con 19 representaciones.

Puesta en escena
El planteamiento de la araña para reflejar el carácter sicológico de la reina concebido por Talevi con un sentido demasiado esquemático, resultó poco lucido por el fuerte oscurantismo general de la escena, que sedujo poco, ni como trono, ni como símbolo del carácter de Elisabetta.. Poco atractiva y sugeridora resultaron también la escenografía y los figurines de Madeleine Boid, especialmente los de la reina Isabel, concebido sin gracia ni personalidad, así como el de los demás personajes.

El director Bruno Campanella contó con dos grandes aliados para desarrollar a placer sus grandes cualidades belcantistas; una gran orquesta que confió plenamente en la delicadeza y precisión de sus indicaciones y en el doble elenco dotado de una excelente calidad, encabezado por la soprano Mariella Devia (Elisabetta), que fue de menos a más para llegar fresca y brillante a la cabaleta final, la parte más delicada y melodiosa de la obra, lo mismo que el tenor Gregory Kunde (Robert Devereux), que abusó demasiado de su potente caudal sonoro en los primeros momentos de la obra. consiguiendo un alto grado de excelencia en su sugerente aria final, justamente aplaudida . Silvia Tro Santafé (Sara) y Marco Caria (Duque de Nottingham), dotados de unas exquisitas y elegantes voces, así como de unas buenas cualidades escénicas ofrecieron una excelente versión de sus respectivos personajes, igual que el coro, bien preparado por Andrés. Lo menos recordable es ese oscurantismo general de Talevi y lo poco agraciado de esos cuerpos colgantes tras la sorprendente explosión anunciadora de la ejecución.

Como es habitual, la representación de esta ópera ha sido patrocinada por la empresa Japan Tobacco International Iberia que se retransmitió en directo el 28 de septiembre por Radio Clásica de Radio Nacional y en diferido el tres de octubre por todas las emisoras del circuito de la Unión Europea de Radiodifusión. El estreno del 22 de septiembre, presidido por sus majestades los Reyes Felipe VI y Leticia, contribuyó, en su medida, a dar realce al comienzo de esta atractiva y ecléctica temporada de ópera diseñada por Juan Matabosch.